SULFATOS EN LOS CHAMPÚS. ¿SON TAN NOCIVOS?
Últimamente, tenemos muy en cuenta los ingredientes que componen los productos cosméticos que utilizamos. Si nos centramos en el caso de los champús, voy a centrarme en uno de los componentes químicos que más polémica genera por su constantemente cuestionada seguridad, pero que se encuentra en los INCI de la mayoría de champús y limpiadores que utilizamos, por su gran capacidad para hacer espuma y su bajo coste. Se trata de los sulfatos, en concreto el Sodium Lauryl Sulfate, el Sodium Laureth Sulfate y el Amonium Laurel Sulfate. Os reto a que hagáis la prueba en casa y comprobéis cuántos de vuestros champús están libres de este ingrediente químico – y casi siempre, en las primeras posiciones del listado de componentes.
Estos tensioactivos, que permiten que el agua penetre en las fibras – lo que se conoce como humectación – son muy utilizados en productos de limpieza, tanto en jabones como champús, porque son económicos y poseen unas excelentes propiedades emulsificantes, produciendo mucha espuma. Se usa como aditivo para elaborar una mezcla estable. . Estos componentes tienen muy mala prensa, ya que pueden provocar irritación en nariz y ojos, al reaccionar en contacto con ciertos ingredientes químicos utilizados en cosmética, y problemas digestivos en caso de ingestión accidental. Incluso, y a pesar de que no existen evidencias científicas claras respecto a sus efectos nocivos, hay algunos estudios que ven cierta relación de estos sulfatos con el cáncer, en concreto con la posible contaminación que puede sufrir, en el proceso de fabricación, con óxido de etileno y 1′4- dioxano, sustancias químicas a evitar en grandes dosis, según la Agencia Internacional sobre el Cáncer.
¿ Cuáles son los sulfatos que solemos encontrar en los champús? Vayamos por partes:
El Sodium Lauryl Sulfate es el más conocido de los tres sulfatos que nos ocupan y el más agresivo. Tiene un efecto de desprendimiento de la capa del aceite natural de la piel, dejándola áspera y seca, así como de los aceites que protegen la fibra capilar. Tiene muy bajo peso molecular, por lo que penetra en profundidad. Su solubilidad relativamente baja impide ser utilizado en champús transparentes ya que, a temperatura ambiente, estas fórmulas se ven turbias. En ese caso, suele utilizarse el Amonium Lauryl Sulfate el cual se diferencia del sódico en que es más soluble en agua, a pesar de que su composición y efectividad es muy similar. Muchos productos cosméticos han reemplazado el Sodium Laurel Sulfate por el Sodium Laureth Sulfate, porque es menos abrasivo, a pesar de que también puede causar irritación a dosis altas. Hay quien afirma que este tensioactivo, aunque es más suave, podría llegar a ser más tóxico a altas dosis. Curiosamente, al igual que sucede con el Amonium Laurel Sulfate, éste puede ser empleado en la llamada cosmética natural. Realmente contradictorio. No tenéis más que coger un envase de cualquier champú bio de marcas tan reconocidas como Cattier, Caudalie o Klorane o algunos de Phyto, y ahí están, en las primeras posiciones. Cuanto menos, contradictorio.
El uso de estos tensioactivos en cosmética es constante objeto de debate entre sus detractores y los que aseguran que estos efectos nocivos no se producen a bajas concentraciones, que son las que suelen utilizar estos productos cosméticos. Yo, en este caso, me limito a exponer la información, ya que, hasta que no se diga lo contrario, su uso en cosmética está aprobado. ¿ Alternativas? Dicen que una buena opción sin estos posibles efectos sería el laurato de sacarosa. En fin, el principio del Ayurveda dice “no te pongas en la piel nada que no puedas poner en tu boca”.