REFLEXIONES DE BELLEZA: LA PIEL NUNCA SE ACOSTUMBRA A UNA CREMA
¿Cuántas veces habréis escuchado la frase “es bueno cambiar de crema, porque la piel se acostumbra”? ¿Habrá mito cosmético más repetido y, a su vez, más falso? Si alguna vez vais a un establecimiento a comprar un producto y os ofrecen este argumento, a la hora de venderos algún cosmético, sospechad, ya que se trata más bien de una cuestión de marqueting para que, posiblemente os hagáis con determinado tratamiento.
La piel no se acostumbra jamás a las cremas, lo que pasa es que las necesidades van cambiando. Por lo tanto, si un producto funciona a la perfección en nuestra piel, no hay ninguna razón para buscarle un sustituto. Otra cosa bien distinta es que nos guste probar e ir cambiando – una costumbre que suelen llevar a cabo las pieles privilegiadas, que gozan de una piel agradecida, sin problemas -, pero no porque la piel se haya acostumbrado a una crema. Si no te hace nada en tu piel, no te lo hará desde el principio.
La gente comienza a usar un tratamiento cosmético para cubrir determinadas necesidades, por ejemplo, hidratación, luminosidad, arrugas, manchas… Durante las primeras semanas de utilización de dicho cosmético, es cuando más se notan sus beneficios sobre nuestra piel. Por lo tanto, sus efectos resultan mucho más espectaculares al principio, que es cuando la piel está más necesitada. Ahora bien, una vez saciada esta necesidad, los efectos son menos notorios, lo que no significa que la crema no siga cumpliendo su cometido. Por esta razón los cosméticos parecen más eficientes cuando comenzamos a utilizarlos.
A modo de ejemplo: si una persona tiene la piel muy arrugada y comienza a utilizar determinado producto, para paliar esta necesidad, en un principio, notará una notable mejoría en sus arrugas, ya que anteriormente no tenía esta necesidad bien cubierta. Sin embargo, llegará un momento en que sus arrugas ya no estén tan marcadas como al principio. Es entonces cuando solemos escuchar frases como “ es que voy a cambiar de crema porque últimamente no me noto mucho”. Pero no es así. Lo que sucede es que esa necesidad está siendo saciada. Todo esto nos lleva a la conclusión de que no es cuestión de que la piel se haya acostumbrado a una crema, lo que pasa es que nuestras necesidades cambian. Por lo tanto, debemos estar bien atentas a las nuevas necesidades que puedan ir surgiendo.