EL COLORETE, EL ÚLTIMO PASO EN EL MAQUILLAJE QUE NO DEBEMOS PASAR POR ALTO

El colorete es un paso, a la hora de maquillarse, que muchas mujeres deciden obviar en su rutina diaria de belleza. Y no entiendo muy bien por qué, ya que se trata de una última etapa de acabado, que resulta imprescindible para conseguir una tez perfecta. Su misión es realzar y estructurar el rostro, así como aportar aspecto de “buena cara”. Por este motivo, yo reivindico el uso del colorete como aliado a la hora de conseguir ese aspecto saludable que proporciona a cualquier rostro un simple toquecito de colorete en las mejillas.

¿Cómo aplicar el colorete?

El modo de aplicar el colorete es muy importante, aunque para gustos, y nunca mejor dicho, colores. Respecto a la herramienta a la hora de aplicarlo, existen en el mercado gran cantidad de brochas que pueden cumplir correctamente esta misión. Sin embargo, yo me decanto por una brocha biselada, con la que extraeremos una pequeña cantidad de producto. Y es que, cualquier producto para dar luz queda ideal con esta brocha. Antes de aplicármelo directamente sobre el rostro, es importante difuminar el color, dando unos pequeños golpecitos con el pincel en el dorso de la mano, para evitar el excedente de materia.

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Seguidamente, aplicamos el pincel sobre la parte inferior de la sien y, después, volvemos hacia las aletas de la nariz, evitando en todo momento el contorno del ojo, para no acentuar la ojera.

A mí, personalmente, me gustan los coloretes muy mates, sin brillos, con un acabado transparente y una textura muy fina. A la hora de decidirse por un tono u otro, es importante tener en cuenta que los tonos ligeramente anaranjados proporcionan un efecto buena cara, mientras que los tonos más rosados dan aspecto de frescura.

 

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