¿Sabíais que la luz visible es la franja de radiación a la cual nuestro ojo es sensible? Es simplemente uno de las diferentes tipos de radiación que existen. Las radiaciones ultravioleta e infrarroja no son visibles y se sitúan a ambos extremos de la franja visible, ultra, por encima e infra, por debajo de la misma. La longitud de onda de la luz es la que determina el color que percibimos. Así, la luz infrarroja tiene frecuencias menores, aunque hay animales que la pueden llegar a captar.
Nadie duda de que una piel bonita es una piel luminosa. ¿Sabíais que para más de la mitad de las mujeres la luminosidad es la clave para tener una piel bella, por encima incluso de las arrugas? La luz en un rostro está estrechamente ligada a la percepción de belleza, bienestar y juventud.
Pero, ¿qué papel puede jugar la luz en la estructura cutánea? el proceso es el siguiente: cuando un rayo de luz llega a la superficie de la epidermis, puede reflejarse, transmitirse, absorberse o difundirse. La última palabra la tendrá la estructura de la materia. El 5% de la luz rebota de forma instantánea en la superficie de la piel – es lo que llamamos luz reflejada – mientras que un 95% penetra en la piel e interactúa con las proteínas de la dermis y la epidermis llamadas cromóforos. Se trata de la luz profunda. Pues bien, la luminosidad de la piel es el resultado de la luz reflejada y de la luz profunda retransmitida por estos cromóforos, el 50% de los cuales se absorbe y el 45% se redifunde.
¿Cuáles son estos cromóforos?
– La melanina: es un cromóforo marrón que difunde una luz ámbar.
– Los capilares sanguíneos: son cromóforos rojos que difunden una luz rosácea.
– El colágeno: cromóforo azul que difunde una luz azulada.
La difusión equilibrada de estos tres colores forma la luz perfecta.
Luminescence de Lierac me ha cautivado desde la primera aplicación. De vez en cuando sale al mercado un producto de ésos que valen lo que se pida por ellos. Pero, ¿qué es lo que tiene este serum corrector de tono e iluminador para haberme enamorado? Se trata de un tratamiento que actúa simultáneamente en profundidad y en superfície para reducir visiblemente las imperfecciones cutáneas, corregir el tono de la piel y devolverle a ésta su luminosidad original. Y es que la edad, los rayos UV o los malos hábitos contribuyen a modificar la estructura y la calidad de la piel, alterando su luminosidad. Estos factores provocan oxidación, degradación y mala distribución de los cromóforos de la piel (recordad: melanina, colágeno y capilares sanguíneos), dando lugar a manchas, rojeces, arrugas, imperfecciones, poros dilatados…
Pues bien, el objetivo de este serum es reequilibrar los tres cromóforos de la piel para restaurar la luz y atenuar las heterogeneidades que pueda tener. De hecho, y aquí viene la parte que más me gusta de este producto, consigue reducir visiblemente las manchas pigmentarias, así como las rojeces, lo cual hace de Luminescence un producto muy recomendable para pieles cuperósicas o con rosácea. Este serum atenúa también los poros dilatados y las imperfecciones de la piel, aumentando la densidad dérmica.
El efecto óptico es fantástico. Y es que, nada más aplicarlo, se nota cómo se ilumina y se iguala el tono de la piel. He visto casos de personas con cuperosis, con una piel realmente complicada con rojeces muy pronunciadas, que han visto cómo en cuestión de segundos éstas se atenuaban. En mi caso, me encanta la luz que le proporciona al rostro, gracias al complejo de extractos de plantas antioxidantes y a los nácares iluminadores de oro, rosáceos y azules, que recrean la luz perfecta de la piel, así como un extracto alisador. Además, su textura, muy cremosa, es muy agradable y deja la piel muy confortable. Puede aplicarse directamente sobre la piel o bien mezclarlo con el tratamiento habitual. Un truquito muy útil es mezclar una o dos gotas con la base de maquillaje. El resultado es genial.
