Cuando vamos a dormir, para asegurarnos un buen descanso necesitamos un buen colchón. Sin embargo, sin un buen somier que sirva de base, la calidad del descanso no será la misma. Y diréis, ¿ y a qué viene esto? Pues bien, aplicado al tema que nos ocupa, la crema vendría a ser el colchón, mientras que el serum sería el somier o base.
El serum o suero debe su nombre a los preparados de suero extraído de la sangre de caballo que antiguamente se utilizaban para tratar las arrugas. Se trata de un ultraconcentrado de principios activos, que penetra hasta las capas más profundas de la epidermis, de rápida absorción y de acción inmediata.
Normalmente, se utiliza como complemento de la crema, ya que tienen misiones distintas: mientras el serum ejerce una acción inmediata, las cremas proporcionan una protección e hidratación que el serum no aporta, ya que apenas contiene sustancias emolientes. Más bien, supone un plus añadido a nuestra crema habitual. Sin embargo, en determinados tipos de pieles, como las grasas, que no necesitan grasa añadida, y en determinadas épocas del año, el serum resulta más que suficiente. Eso sí, siempre añadiendo protección solar. Y doy fe de ello que es más que suficiente.
Se caracterizan por tener una textura muy ligera, que se absorbe con facilidad, ya sea en gel, emulsión o una textura acuosa.
El uso de un serum no tiene edad, más bien depende de las necesidades concretas de cada piel. Así, existen infinidad de serums, según su acción: reparadores, iluminadores, reafirmantes, antimanchas, antiarrugas, hidratantes…
Sus envases suelen ser de materiales muy resistentes o bien airless, con el fin de preservar los principios activos del producto. Respecto al modo de aplicación, al ser un cosmético altamente concentrado, basta con un par de gotitas por rostro y cuello. Seguidamente, aplicaremos nuestra crema.
Por último, un aspecto importante que debemos tener muy en cuenta es que el serum debe ser siempre el primer paso en nuestra rutina de belleza diaria, ya que, si aplicásemos primero la crema, su composición emoliente crearía un efecto barrera, que no dejaría al serum actuar en profundidad, que en realidad es su principal cometido.