Si hay una crema antiedad realmente completa en el mercado, ésa es Resveraderm Antiox, de laboratorios Sesderma. Se trata de un auténtico cóctel antioxidante, en cuya composición se encuentran las “estrellas” en la lucha contra las arrugas.
En un mismo producto se logra reunir a los verdaderos reyes de la cosmética antienvejecimiento: resveratrol, coenzima Q10, retinol, vitamina C y vitamina E.
El resveratrol, recientemente coronado como elixir de la juventud, es uno de los más potentes antioxidantes que hay, y protege el ADN celular, retrasando su envejecimiento y potenciando las defensas naturales de la piel.
Los otros ingredientes tampoco desmerecen en absoluto. La coenzima Q10, molécula cuya función es convertir los alimentos en energía, evita la oxidación del organismo, y ayuda a disminuir la profundidad de las arrugas.
El retinol, también conocido como vitamina A, estimula el buen funcionamiento de la piel, mejorando su textura.
Por último, Resveraderm contiene en su fórmula vitamina C, de la que soy un auténtica fan, y vitamina E, que proteje los tejidos de los radicales libres.
Esta unión de reyes de la cosmética consigue retrasar el envejecimiento, prolongando la juventud de la piel mediante la estimulación de los genes de la longevidad.
La crema es muy ligera y se debe aplicar mañana y noche. De día protege la piel de las agresiones medioambientales, como estrés, rayos UVA, y de noche la repara corrigiendo arrugas, pérdida de tonicidad y luminosidad.
En esta foto, podéis apreciar su textura, bastante ligera, aunque en crema.La pueden usar perfectamente las pieles mixtas. El color es ligeramente amarillento, debido al retinol.
Resveraderm Antiox forma parte de esa generación de antioxidantes gracias a la nanotecnología, que consigue transportar los activos, encapsulados en nanosomas, a las capas más profundas de la piel.
Otras de las ventajas de Resveraderm es su envase, con dosificador, que evita el contacto con el aire y la consecuente oxidación de las vitaminas, así como los 60 ml de producto, lo que le añade, si cabe, mayor atractivo.
¿Qué más se le puede pedir a una crema?