Tenía muchas expectativas puestas en este producto. Quizá demasiadas, yo diría. Sonaba milagroso, pero dar con un tratamiento que en cuestión de meses acabara de raíz – nunca mejor dicho – con las canas y con el engorroso proceso del tinte, mechas, baño de color… era demasiado tentador. Os prometí que, en cuanto tuviera suficiente tiempo de uso para emitir un juicio de valor, así lo haría. Ojo, no quiero que mi experiencia personal os haga desistir a la hora de darle una oportunidad a Phyto R30. Y es que, según me constatan los numerosos comentarios recibidos, muchos consumidores han quedado encantados con los resultados a partir de los tres meses de uso. Eso sí, han notado mejoría en la cantidad de canas, retrasando su aparición, que no en la eliminación completa de las mismas, no consiguiendo revertir el proceso en su totalidad. Podría deberse a la necesidad de alargar el tratamiento para empezar a ver resultados o bien a calcular mejor la dosis diaria requerida, a fin de cubrir todo el cuero cabelludo, supuesto con el cual el actual tamaño del envase no daría ni para medio mes.
Pero vayamos por partes. Voy a centrarme en mi propia experiencia, os diría que apenas tengo canas, no más del 30% de mi cabello, con lo cual supuse que daba con el perfil idóneo para conseguir repigmentar mi cabello y volver a recuperar mi tono natural en tres meses, tal y como asegura el laboratorio. Comencé el tratamiento en el mes de mayo y seguí las instrucciones de empleo de modo muy riguroso, a razón de ocho pulverizaciones diarias. Días después de iniciar el tratamiento RE30 , procedí a teñirme el cabello por última vez, pensé. Sin embargo, a medida que iban pasando las semanas, mis sensaciones no fueron muy positivas, ya que mis pocas canas continuaban creciendo al mismo ritmo y cantidad que antes de empezar a usar el producto repigmentante. A pesar de que me he resistido y he intentado darle una oportunidad, finalmente he claudicado y he decidido volver a aplicarme mi tinte habitual, dado que mis sienes cada vez figuraban más plateadas. Igual no es culpa del tratamiento en sí. Quizás la casualidad de que hayan convergido en el tiempo una serie de circunstancias ajenas al uso de RE30 – un estrés exagerado a causa de una baja médica – haya tenido que ver con el hecho de que hayan surgido más canas en mi cabellera y por eso el efecto óptico sea de que todo sigue igual. Suena contradictorio, pero, aún así, espero que mi propia experiencia no os haga desanimaros y le deis la oportunidad de demostraros si en vuestro caso resulta efectivo.