LIPOSOMAS, LOS TRANSPORTISTAS DE LOS PRINCIPIOS ACTIVOS
A estas alturas, todos hemos oído hablar de los liposomas y de su infinita eficacia cosmética. Sin embargo, ¿sabemos realmente qué son y qué funciones realizan en nuestra piel? Los liposomas son unas vesículas diminutas, que poseen la misma composición y estructura que la membrana celular, y que están formadas principalmente por fosfolípidos. Éstos contienen lípidos fisiológicos, que reparan y restauran la función barrera de la piel. Estas vesículas o bolsitas transportan activos, tanto hidrosolubles, como el colágeno o la elastina, como liposolubles, como la vitamina A, E…, que son liberados en su diana de acción.
Podríamos decir que los liposomas actúan de vehículos para transportar los ingredientes a las capas más profundas de la piel. De esta forma, se obtienen unos resultados mucho más espectaculares, ya que se consigue un mayor nivel de penetración y difusión, permitiendo una liberación prolongada en el tiempo de los principios activos. Por si fuera poco, protegen los ingredientes encapsulados, aportando una mayor estabilidad a la fórmula.
Gracias, precisamente, a su nivel de penetración y a la liberación controlada, se puede utilizar menor cantidad de principio activo, reduciendo, a su vez, los posibles efectos adversos no deseados. Su acción es difícil de medir con exactitud, así que no es de extrañar que, en los cosméticos liposomados, no figure en su envase la concentración exacta de activo. Si acaso, podemos conocer una aproximación.
Los liposomas son conocidos desde hace muchos años, concretamente desde los años 60, aunque sus aplicaciones cosméticas eran, en un principio, muy limitadas, lo cual no sucede en la actualidad, ya que se ha logrado dotarlos de una mayor estabilidad. En cuanto a laboratorios que utilizan liposomas en sus fórmulas, yo destacaría Sesderma, cuya nanotecnología van incluyendo poco a poco en la mayoría de sus líneas, o Martiderm, concretamente en los Proteoglicanos liposomados, para pieles grasas y reactivas.