MANCHAS, TODO LO QUE HAY QUE SABER
¿Os acordáis cuando, no hace tantos años, nos tumbábamos horas y horas al sol, con bronceadores sin filtro solar, con la finalidad de acelerar, si cabe, el bronceado? A los pocos días estábamos negros como un tizón, sí. Pero esos excesos cometidos en aquella época, en la que la sociedad no estaba aún concienciada de los peligros de los rayos ultravioleta, acaban pasando factura a nuestra piel con el tiempo. Y lo hace en forma de antiestéticas manchas, en el mejor de los casos, ya queen ocasiones pueden derivar en lesiones cancerosas.¿Sabíais que el riesgo de melanoma se relaciona con el número de quemaduras solares que hemos sufrido en la infancia? Ello se debe a que una persona recibe el 80% de radiación solar en los primeros dieciocho años de vida. Ya veis cómo han cambiado las cosas en un par de décadas. Hoy en día, las manchas constituyen una de las principales consultas en dermatología y medicina estética. Las manchas suelen aparecer a partir de los 35 años, afectando a cerca del 90% de la población a partir de los 65 años.
El color de la piel de una persona viene determinado por nuestra genética, y se debe a la presencia de los glóbulos rojos, que circulan por los vasos sanguíneos, y a dos pigmentos: la melanina y , en menor medida, los carotenos. Los melanocitos son unas células que se encuentran en la epidermis y son las encargadas de producir la melanina, la cual se acumula en unos pequeños órganos, los llamados melanosomas. El número y tamaño de estos melonosomas en los melanocitos está programado genéticamente, si bien la melanina puede estimularse también porcausas hormonales y, en gran medida, por los rayos solares. De hecho, la melanina se encarga de reflejar la radiación ultravioleta, impidiendo que penetre en el cuerpo. Es lo que comúnmente viene a ser el bronceado, una reacción de defensa de nuestra piel para evitar que se queme y dañe.
Una mancha es una alteración en la formación de los pigmentos cutáneos. Cuando hay un exceso de melanina, este hecho se conoce como hiperpigmentación, dando lugar a las manchas oscuras, mientras que una poca cantidad de melanina se denomina hipopigmentación, y provoca manchas blancas. Incluso, se dan casos de una falta total de melanina, o sea, despigmentación.
A pesar de que más adelante, voy a centrarme en el sol como principal responsable de la aparición de las manchas en la piel, debemos saber que una alteración en la pigmentación, puede estar desencadenada por múltiples causas, aparte de la radiación ultravioleta:
– Causas genéticas, como es el caso de las pecas, vitíligo, albinismo…
– La edad.
– Cambios hormonales, como embarazo, tratamientos con anticonceptivos…
– Déficit de algunos nutrientes, como vitaminas A, B y E o desequilibrios en el hierro.
– Algunos medicamentos como corticoides, retinoides, peróxido de benzoilo … e incluso a veces, ciertos cosméticos.
Podemos clasificar las manchas, en función de cuál sea su origen:
– Solares: Se deben a un abuso en la exposición solar. En este grupo también englobaríamos las manchas de la edad, que suelen producirse en las zonas que más radiación solar han recibido, es decir, cara, manos, antebrazos y escote.
– Cloasma o melasma: son las manchas que aparecen por la variación en los niveles hormonales durante el embarazo. Suelen aclararse en invierno y oscurecerse en verano, situándose generalmente en pómulos, frente y labio superior.
– Genéticas: normalmente de color rojo, púrpura o azul.
– Vasculares: se trata de un enrojecimiento producido por la ritura de los capilares. Es la llamada cuperosis, rosácea…y suele producirse en nariz y mejillas.
Según sea la causa de esta alteración en la pigmentación, será posible ponerle remedio o no. Así, si se trata de manchas de sol o de la edad, es posible atenuarlas e, incluso eliminarlas mediante tratamientos despigmentantes, de los que os hablaré largo y tendido en los próximos días.