ALGUNAS DUDAS SOBRE LOS PROTECTORES SOLARES

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Al sol o lo adoramos o lo tememos. No hay término medio. Por una parte, lo asociamos a placer, vacaciones, bronceado, fuente de vitamina D… pero, por otro lado, inevitablemente lo asociamos a manchas, quemaduras, envejecimiento e incluso cáncer.

En las últimas décadas, nos hemos ido concienciando de la necesidad de broncearnos de forma segura, protegiéndonos de los efectos nocivos de la radiación, aunque debemos reconocer que aún nos queda un largo camino por recorrer. Vamos, que tenemos poca cultura solar. Me explico:

Cada vez son más las personas que utilizan protección solar a diario, como un paso más en su rutina de cuidado diario de la piel. Hasta aquí, todo perfecto. Sin embargo, no vuelven a renovar la aplicación del solar a lo largo del día, con lo cual ese gesto, cargado de sentido común al empezar el día, no ha servido para nada.

¡ Ya nos gustaría, ya, pero todavía no se ha inventado el solar capaz de protegernos durante todo el día con una sola aplicación! No nos queda otra opción que renovar la protección solar cada dos o tres horas aproximadamente, tiempo en el que el filtro pierde su efectividad, ya que las glándulas de la piel acaban por excretarlo.

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Existe mucha confusión en torno al modo en que el Factor de Protección Solar protege nuestra piel de las radiaciones solares. Es muy sencillo, el SPF es simplemente un indicador del tiempo que tarda la piel en enrojecer. Es decir, el SPF mide el tiempo que podemos exponer nuestra piel al sol antes de que aparezca el eritema.

Para averiguar cuánta protección proporciona un SPF, debemos multiplicar los minutos que tarda en enrojecer por el número del SPF. Esta fórmula nos dará el número de minutos que podemos estar expuestos sin quemarnos. Por lo tanto, cuanto más alto sea el índice de SPF, más tiempo estarás protegido. Es preferible aplicarse un factor de protección del 20, siempre que lo renovemos a menudo, que uno de 50+ con muy poca frecuencia.

Es importante que tengamos en cuenta que un mismo fotoprotector protegerá mucho menos tiempo a una persona de piel clara, con un fofotipo l o ll, que a una de piel oscura, con un fototipo V o Vl, que tardará más minutos en sufrir los efectos del sol. Supongamos que una piel clara tarda unos cinco minutos en enrojecerse. Pues bien, si se aplica un fotoprotector de 30, significa que su piel tardará en enrojecerse 150 minutos, es decir, dos horas y pico.

Tema aparte merece el etiquetado de los productos solares. Es muy importante que sepamos interpretar correctamente las etiquetas y símbolos que aparecen en el envase. Así, el SPF indica la efectividad del producto para prevenir las quemaduras solares causadas por los rayos UVB, que penetran hasta la epidermis y que provocan las quemaduras o eritemas, así como ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, el SPF no nos asegura protección frente a los rayos UVA, que penetran hasta la dermis y que provocan envejecimiento y también cáncer. Para garantizar una protección UVA eficaz, la reglamentación actual recomienda que figure en el envase la palabra UVA en el interior de un círculo. Para poder etiquetar el producto con este símbolo, el factor UVA deberá ser de. al menos 1/3 del SPF.

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Otro aspecto que puede conducir a confusión es el término water resistant, es decir, resistente al agua. No os penséis que por aplicarnos un producto solar water resistant, no debemos renovar su aplicación. Lo que significa es que dicho solar mantiene su nivel de protección después de unos 40 minutos en el agua. No debemos confundirnos con waterproof, o, lo que es lo mismo, a prueba de agua, cuya diferencia es que mantiene la protección el doble de tiemo que un producto water resistant.

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