EL TÓNICO, EL GRAN OLVIDADO QUE DEBEMOS RECUPERAR
En los últimos años, cada vez utilizamos menos el tónico en nuestro ritual diario de limpieza facial. Las prisas, esa tendencia que solemos tener a simplificar rutinas ha hecho que, poco a poco, un paso tan importante como es el tónico, haya quedado un poco en el olvido. ¡Gran error!, ya que su función es mucho más imprescindible de lo que creemos.
El tónico es el paso final a una limpieza perfecta, ya que elimina los residuos que el limpiador no haya arrastrado, restablece el PH de la piel, cierra los poros y prepara la piel para el tratamiento siguiente. La piel está mucho más receptiva para el producto de cuidado facial, del que obtendremos resultados mucho mejores.
Siento deciros que no soy en absoluto partidaria de productos dos en uno cuando de limpieza se trata. De hecho, os voy a confesar una cosa: Desde que empecé a utilizar agua micelar para la limpieza diaria, y va ya para un par de años, desterré de mi cuarto de baño el tónico. Sin embargo, el algodón no engaña, y pude comprobar cómo, después de lo que yo creía que era una limpieza perfecta, aún quedaban residuos en mi piel. Por ello, os puedo asegurar que el agua micelar no sustituye en absoluto el tónico.
Respecto a qué tónico elegir, existen numerosos tipos en el mercado, en función del tipo de piel y la necesidad concreta. Sin embargo, yo no me volvería loca pensando en qué tónico escoger, según mi tipo de piel. Más bien, me dejaría guiar por unos buenos ingredientes y punto. No creo que debamos seguir los mismos criterios a la hora de elegir un tónico que al elegir una crema de cuidado específico del rostro. Me explico: no por tener una piel mixta-grasa, como es mi caso, tengo que utilizarlo todo astringente. Y es que, la experiencia nos va enseñando a equilibrar y saber combinar a la hora de cuidar nuestra piel.
En cuanto al modo de aplicarlo, no sé cómo a estas alturas casi ningún laboratorio se ha dado cuenta de que lo ideal es presentar el tónico en un envase con spray, ya que no es un producto que deba aplicarse con un algodón, el cual acaba absorbiendo la mayoría del producto. No se trata de arrastrar, sino de dar pequeños toquecitos con un pañuelo de papel.
Un consejillo muy práctico es comprar un envase con spray y rellenarlo con nuestro tónico, para facilitar su uso y, de esta forma, no desperdiciar nada de producto. Y si guardamos el spray en la nevera, mejor que mejor, ya que conseguiremos potenciar su efecto tonificante, activando la circulación y descongestionando la piel.