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ESPUMAS LIMPIADORAS. PARA LAS QUE BUSCAN UNA LIMPIEZA SUAVE Y PROFUNDA AL AGUA

En cuestion de limpieza facial, el gusto personal es fundamental. Yo no soy partidaria de que, a cada tipo de piel, un tipo de limpiador. Bien es cierto que, la textura de cada limpiador suele asociarse al tipo de piel – leches limpiadoras a piel seca, geles a pieles grasas, espumas y aguas micelares todo tipo de pieles – Sin embargo, yo considero que, a pesar de que, en muchos casos suele coincidir, la eleccion de uno u otro tipo de limpieza depende, en gran parte, de la sensacion y acabado que nos guste en nuestra piel, siempre que cumplan con unas normas basicas en su composicion.

ESPUMAS LIMPIADORAS

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Las espumas limpiadoras, por ejemplo, son un producto que suele gustar a un amplio espectro de tipos de piel. Aportan al rostro una sensacion de limpieza profunda. Son lociones que, al contacto con el agua, con una simple presion, se transforman en una espuma ligera, consiguiendo una limpieza suave y profunda, capaz de arrastrar la suciedad acumulada en el rostro.

Se trata de un producto al agua, algo que gusta a muchas personas por esa sensacion de frescor y limpieza total que deja el agua. Es por ello que suele gustar mucho a pieles mixtas y grasas. Limpian y desmaquillan suavemente, sin agredir la epidermis, lo que convierte este producto en un aliado perfecto de las pieles sensibles. En su composicion encontramos agua, agentes tensioactivos o surfactantes, encargados de hacer espuma, y suelen estar enriquecidas con extractos de plantas.

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EL TÓNICO, EL GRAN OLVIDADO QUE DEBEMOS RECUPERAR

En los últimos años, cada vez utilizamos menos el tónico en nuestro ritual diario de limpieza facial. Las prisas, esa tendencia que solemos tener a simplificar rutinas ha hecho que, poco a poco, un paso tan importante como es el tónico, haya quedado un poco en el olvido. ¡Gran error!, ya que su función es mucho más imprescindible de lo que creemos.

El tónico es el paso final a una limpieza perfecta, ya que elimina los residuos que el limpiador no haya arrastrado, restablece el PH de la piel, cierra los poros y prepara la piel para el tratamiento siguiente. La piel está mucho más receptiva para el producto de cuidado facial, del que obtendremos resultados mucho mejores.

Siento deciros que no soy en absoluto partidaria de productos dos en uno cuando de limpieza se trata. De hecho, os voy a confesar una cosa: Desde que empecé a utilizar agua micelar para la limpieza diaria, y va ya para un par de años,  desterré de mi cuarto de baño el tónico. Sin embargo, el algodón no engaña, y pude comprobar cómo, después de lo que yo creía que era una limpieza perfecta, aún quedaban residuos en mi piel. Por ello, os puedo asegurar que el agua micelar no sustituye en absoluto el tónico.

Respecto a qué tónico elegir, existen numerosos tipos en el mercado, en función del tipo de piel y la necesidad concreta. Sin embargo, yo no me volvería loca pensando en qué tónico escoger, según mi tipo de piel. Más bien, me dejaría guiar por unos buenos ingredientes y punto. No creo que debamos seguir los mismos criterios a la hora de elegir un tónico que al elegir una crema de cuidado específico del rostro. Me explico: no por tener una piel mixta-grasa, como es mi caso, tengo que utilizarlo todo astringente. Y es que, la experiencia nos va enseñando a equilibrar y saber combinar a la hora de cuidar nuestra piel.

En cuanto al modo de aplicarlo, no sé cómo a estas alturas casi ningún laboratorio se ha dado cuenta de que lo ideal es presentar el tónico en un envase con spray, ya que no es un producto que deba aplicarse con un algodón, el cual acaba absorbiendo la mayoría del producto. No se trata de arrastrar, sino de dar pequeños toquecitos con un pañuelo de papel.

Un consejillo muy práctico es comprar un envase con spray y rellenarlo con nuestro tónico, para facilitar su uso y, de esta forma, no desperdiciar nada de producto. Y si guardamos el spray en la nevera, mejor que mejor, ya que conseguiremos potenciar su efecto tonificante, activando la circulación y descongestionando la piel.

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REFLEXIONES SOBRE RUTINAS DE BELLEZA

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Muchas mujeres reconocen no ser constantes en el cuidado diario de su piel, ya sea por falta de costumbre, por falta de tiempo, de ganas, porque “esto ya no hay quien lo arregle”…

Sin embargo, lo realmente eficaz en belleza es la constancia. Es cuestión de habituarse, de coger una rutina, por sencilla que sea, y llevarla a rajatabla, de la misma forma que no salimos de casa sin lavarnos los dientes o peinarnos, por citar algunos ejemplos. No me sirve el ” es que no tengo ni un minuto para dedicarme a mí con el trabajo, la casa, los niños …”. Y es que no hace falta estar delante de un espejo una hora para conseguir resultados, y más actualmente, con la cantidad de productos que incluyen muchos pasos en uno, para lograr una buena rutina de belleza diaria en tiempo record, como aguas micelares, bb creams…

Para iniciarse en una rutina sencilla, no nos compliquemos la vida. La fórmula base, de la que partiríamos, sería: Limpieza + hidratación + protección solar.

Me sorprende muchísimo encontrarme con mujeres que aseguran cuidarse la piel con el último tratamiento antiarrugas de Dior, La Prairie, Darphin, Sisley … en los que han invertido un verdadero dineral y cuando les preguntas con qué se lavan la piel, ¡ se lavan solamente con agua o con la pastilla de jabón del lavamanos! Y claro, no les luce en absoluto. Realmente, no son conscientes de que una buena limpieza previa es lo que nos va a asegurar por lo menos la mitad del trabajo hecho en la rutinaria tarea de cuidar nuestra piel.

De nada nos servirá utilizar el producto antiedad más innovador del mercado, si no va acompañado de una limpieza que elimine todos los residuos que se han acumulado en nuestra piel. Y, si me apuráis, yo iría aún más lejos y reivindicaría la importancia del exfoliante, al menos una vez por semana, para eliminar las células muertas de la epidermis y prepararla para el tratamiento posterior. ¿De qué sirve utilizar los productos con los principios activos cosméticos más efectivos e innovadores, si no preparamos nuestra piel para que esté más receptiva?

Por ello, yo os aconsejo que, si váis a empezar a cuidaros, más vale un buen limpiador facial y una buena crema hidratante, principal aliada para evitar la pérdida de elasticidad, tersura y la aparición de arrugas, que la mejor de las cremas antiarrugas, sin una limpieza adecuada.

Una vez aclarados estos conceptos básicos para mantener la piel en perfectas condiciones, cada persona tiene necesidades distintas, con lo cual os recomendaría el uso de algún serum o concentrado, en función del estado de nuestro cutis. Pero esto ya es harina de otro costal y otro día os hablaré de rutinas específicas para cada necesidad.

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