Primero fueron las BB Cream, Blemish Balm, esos bálsamos perfeccionadores, capaces, en un solo paso, de unificar, hidratar, proteger e iluminar la piel, y que el año pasado supusieron un auténtico boom. Sin embargo, el mercado cosmético, en constante evolución, pronto consiguió dar con una versión mejorada de las mismas. De ahí que surgieran las CC Cream, que vienen a tratar algunos aspectos en los que la BB Cream se quedaban un poco cortas.
Esta nueva generación de cremas son tratamientos correctores. De hecho sus siglas significan algo así como “Color Correction”. Y digo “algo así” porque la adaptación de las siglas es un poco, digamos libre, según los distintos laboratorios. Así, para algunos significa “Color Correction”, mientras para otros son “Covert Correction” o, incluso, “Control Correction”. Pero, dejando un poco al margen su significado exacto, más bien una mera cuestión de marqueting – ya existen DD Creams. A este paso vamos a completar el abecedario completo a base de cremas de tratamiento – el denominador común de las CC Creams es que son tratamientos mucho más cubrientes que las BB Creams, con el fin de cubrir las imperfecciones cutáneas, pero sin tapar los poros. Se asemejan a un maquillaje liviano. Digamos que las CC Cream estarían a medio camino entre las BB Cream y las bases de maquillaje. Estos productos, no grasos, aportan una mayor hidratación y nutrición a la piel, ya que incluye activos antiedad, el índice de protección solar es mayor y suele contener ingredientes antioxidantes en su fórmula.
