Hoy os voy a hablar de las numerosas propiedades de la bardana para nuestra piel y nuestro organismo.Originaria de las regiones templadas de Europa y Asia, desde la antigüedad ha sido utilizada para tratar problemas cutáneos, ya que hidrata, protege y normaliza la secreción sebácea. Estas características la convierten en un aliado perfecto para combatir afecciones cutáneas como dermatitis seborreica, acné, eczemas, psoriasis… Además, posee efectos antibacterianos y antifúngicos. De hecho, es excelente para combatir los hongos.

Lo más utilizado de esta planta es su raíz, de color marrón grisáceo y de sabor muy dulce,ya que es la parte que contiene más principios activos  aunque también, en menor medida, se aprovechan las propiedades de sus hojas y semillas.

La bardana contiene insulina, sales minerales, flavonoides, fitosteroles y tanoninos. Actúa como depurativo del organismo, ya que elimina toxinas, reduce la glucosa en sangre – los diabéticos deben tomarla bajo supervisión médica – y tiene efecto hipotensor, con lo cual hay que tener cuidado con las descompensaciones de la tensión.

Su uso está también especialmente indicado para disminuir el volumen de ácido úrico, para tratar infecciones urinarias y ayudar a disolver los cálculos renales. De hecho, las embarazadas no deben consumirla, ya que puede provocar la estimulación del útero y , por vía oral, aumenta la orina.

En cuanto al modo de consumirla, en la antigüedad  hervían los tallos y los brotes y los tomaban en ensalada. Actualmente se suele tomar en infusión, un vasito tras las comidas, o en cásulas.

Existen numerosos productos en la farmacia, a base de bardana: